Mantener tu estufa limpia es clave para que tu cocina luzca impecable y libre de olores. Una vez que hayas barrido las migajas y limpiado las superficies, es momento de poner atención a un componente que muchas veces pasa desapercibido: las parrillas y los quemadores.
En las estufas de gas, las parrillas sostienen las ollas y sartenes sobre la flama, mientras que en las eléctricas, los elementos calefactores calientan directamente los recipientes. Ambos tipos necesitan limpieza regular para un mejor rendimiento. Aquí te explicamos cómo hacerlo de manera sencilla.
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Antes de comenzar, revisa el manual de usuario de tu estufa, ya que cada modelo puede tener instrucciones específicas. En general, puedes limpiar las parrillas y los quemadores con agua, jabón y un trapo suave.
Paso 1: Retira las parrillas y las tapas de los quemadores una vez que estén frías.
Paso 2: Sumerge las parrillas y tapas en agua caliente con jabón durante al menos 20 minutos. Si las parrillas son de hierro fundido sin recubrimiento, evita sumergirlas a menos que sean aptas para ello. Consulta el manual en caso de duda.
Paso 3: Si están muy sucias, haz una pasta con tres partes de bicarbonato de sodio y una de agua. Cubre las parrillas con esta mezcla y deja actuar 20 minutos.
Paso 4: Limpia los quemadores con un trapo suave. Si aplicaste la pasta de bicarbonato, enjuágalos bien antes de continuar. Usa un cepillo de cerdas suaves para eliminar residuos pegados.
Paso 5: Asegúrate de que los quemadores y tapas estén completamente secos.
Paso 6: Coloca de nuevo las tapas de los quemadores asegurándote de que estén bien instaladas.
Paso 7: Vuelve a colocar las parrillas en su lugar.
Si las parrillas o tapas de los quemadores están demasiado desgastadas, podría ser momento de reemplazarlas.
Limpiar con frecuencia una estufa de vidrio ayuda a mantener su funcionamiento y apariencia. Si tienes derrames o residuos pegados, sigue estos pasos:
Asegúrate de que la estufa esté completamente fría antes de limpiarla.
Pasa un trapo húmedo para retirar migajas y salpicaduras.
Usa una rasqueta especial para vitrocerámica y elimina residuos pegados con cuidado.
Aplica un limpiador para estufas de vidrio y deja secar.
Retira el limpiador con un trapo húmedo. Si hay manchas difíciles, vuelve a usar la rasqueta.
Pule la superficie con una toalla de papel para darle brillo.
Aunque limpiar la estufa no es la tarea más divertida, es esencial para su rendimiento.
Algunas estufas eléctricas tienen resistencias en lugar de una superficie de vidrio. Si la tuya es de este tipo, así puedes limpiarla:
Espera a que la estufa y las resistencias estén completamente frías.
Desenchufa y retira las resistencias si es posible. Si no se pueden quitar, levántalas con cuidado para acceder mejor a los platillos debajo. Consulta el manual para instrucciones específicas.
Si tu estufa tiene platillos recolectores debajo de las resistencias, retíralos y sumérgelos en agua caliente con jabón por al menos 20 minutos.
Mientras los platillos están en remojo, limpia las resistencias con un trapo húmedo. Sécalas bien con una toalla y déjalas aparte hasta que estén completamente secas.
Lava los platillos recolectores, enjuágalos y sécalos bien.
Cuando todo esté seco, vuelve a colocar los platillos y conecta o baja las resistencias en su lugar.
Mantener tu estufa limpia no solo mejora su apariencia, sino que también prolonga su vida útil y optimiza su funcionamiento. Siguiendo estos pasos, tu estufa estará siempre lista para cocinar tus platillos favoritos.
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